En las ultimas semanas, hemos sido testigos de una serie de irregularidades en el mundo de los negocios, que buscan principalmente la obtención de beneficios personales, haciendo trampa, en un mercado que hace esfuerzos por transparentar sus acciones para que todos, sin excepción, puedan tener las mismas oportunidades de crecimiento.
En este contexto, creo que la componente o común denominador en los casos que han remecido al país en los últimos días, ha sido una falta de visión y compromiso ético. Hace unos años un empresario al que recuerdo con mucho cariño me dijo....Hugo años atrás bastaba con darse la mano para asumir un compromiso invulnerable y suficiente para respetar a toda costa, en cambio hoy si no tenemos buenos contratos que nos rayen la cancha ponemos en riesgo nuestro negocio.
Tenía mucha razón, hoy el mercado, la sociedad y el mundo ha cambiado, y lo han hecho por que han desoído el mandato social que se expresa a través de una ordenación de conductas éticas que privilegian la sana relación social, y lo han hecho porque nos encontramos insertos en una sociedad cada vez mas individualista, donde se privilegia el interés personal, desatendiendo el interés general.
El éxito obtenido ilícitamente, con trampa, es un éxito sin sabor, en cambio el éxito obtenido con el reconocimiento del entorno, es un éxito duradero, éticamente aceptado y sostenible en el tiempo, que solidifica la honra de quien lo obtiene y sobre todo enorgullece a quienes lo logran, por el honor como expresión de respeto de sus propios valores y principios que guían sus acciones. A eso debemos tender.
Hugo C. Alvarez Cárcamo
Abogado